Por Jaume Vidal
Esta semana me apetecía hablar de un clásico que leí hace muchísimos años. Y para mí como para muchas otras personas, es un clásico difícil de olvidar por muchos motivos. “Momo” es una obra deliciosa que, a pesar de mi edad en aquel momento -16, 17 ó 18 años-, entendí su mensaje de fondo. Empecé a leerlo porque mi hermana lo leía una y otra vez y cuando apareció la película de “La historia interminable”, del mismo autor, abandonó “Momo” durante una tiempo para leer el libro, y cuando lo terminó, volvió a este, su libro favorito.
Aún recuerdo el sabor afrutado que provocaron en mi paladar las palabras de Ende para crear una atmosfera tan fantástica como gris, sin llegar a ser tenebrosa, aunque tenía su punto de inquietud. Momo, la protagonista, es una niña que vive en las ruinas de un edificio, y que tiene la habilidad de escuchar. Su forma de escuchar es especial, lo que hace que los habitantes del barrio la tomen en alta estima. Momo entabla una amistad más estrecha con Beppo, el barrendero y Gigi, un guía turístico. Entonces aparecen los hombres de gris, que son unos personajes que representan al Banco de Tiempo y promocionan lo que llaman el “ahorro de tiempo”, que se trata de una gran estafa bien maquinada en la que la mayoría de las personas cae. Los hombres de gris van ganando influencia hasta el punto de que Momo se convierte en un obstáculo para sus planes. Mientras estos tratan de deshacerse de ella, Momo conocerá a la tortuga Casiopea y se enfrentarán juntas a la amenaza que suponen los hombres de gris.
Publicada en 1973, el escritor alemán Michael Ende la subtituló como “los hombres de gris”, ya que aparecen constantemente en el libro. En esta obra, publicada nueve años antes de que publicara la más conocida de sus obras, “La historia interminable”, el autor hace una llamada de atención sobre lo breve y efímero del tiempo y de la importancia que tiene aprovecharlo. El libro que tengo en casa lleva por título “Momo o la extraña historia de los ladrones de tiempo”.
Michael Ende nació en Baviera en 1.929 y murió en Stuttgart en 1.995, y a lo largo de su vida, publicó innumerables obras, de las cuales, las dos más conocidas y leídas son “Momo” y “La historia interminable”, que en su momento (a mediados de los ochenta) fué un fenómeno de masas gracias a una magnífica adaptación cinematográfica y a una extraordinaria canción que sonaba más en la radio y en nuestras cabezas que en la banda sonora. Sin embargo, mi favorita, al igual que mi hermana, es “Momo”.