Por Victoria Moreno
Deja unos puntos suspensivos, pero se arrepiente enseguida y continúa estudiándolo en su butaca más cómoda:
– “Se parece mucho al lugar donde siempre izaba mis sueños, ese encaje de quimeras que yo misma me tejía como cualquier artesana experta, hilando con agilidad, en orden y con disciplina aquellas ilusiones”.
Ahora sí, aparta la mano izquierda, que sostiene la lupa, y con la derecha coloca cuidadosamente con las pinzas el sello de 12 pesetas “Encaje de Camariñas” de 1976, en el álbum filatélico de su preciada colección de anhelos.
Todo este mundo de maravillas cabía en sus estampitas.